La comisión disciplinaria de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) ha suspendido por tres años a Luis Rubiales para ejercer cualquier cargo o actividad relacionada con el fútbol por el beso no consentido que le plantó a la jugadora Jennifer Hermoso durante las celebraciones del Mundial femenino conquistado por España en Sídney, así como por los gestos obscenos en el palco de autoridades en presencia de la reina Letizia y la infanta Sofía. Las posteriores presiones que recibió la jugadora por parte de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a través de comunicados y empleados federativos también han influido en la dura sanción impuesta por los órganos disciplinarios de la FIFA, que han aplicado el artículo 13 de su código, que hace referencia a las conductas ofensivas. Rubiales habría vulnerado dos puntos del citado artículo, el de “violar las normas de conducta cívica” y el de “adoptar una conducta que desprestigie al fútbol y a la FIFA”. Rubiales podrá presentar recurso ante el comité de apelación del organismo. De no prosperar sus alegaciones, podrá acudir en última instancia al Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana (TAS). Si el TAS tampoco le quita la sanción, según la nueva orden electoral que regula las elecciones en las federaciones deportivas, Rubiales ya nunca podrá presentarse a unos comicios para volver a presidir el fútbol español por recibir una condena firme de un tribunal deportivo.
A primera hora de la tarde, Rubiales emitió un comunicado en el que cargó contra la FIFA. “El procedimiento se ha caracterizado por emitir decisiones sin los fundamentos de las mismas, lo que en términos prácticos me ha impedido presentar apelación de manera inmediata lo que a su vez se traduce en que, a día de hoy, llevo 66 de los 90 días suspendido sin haber tenido siquiera una audiencia completa para defenderme”, escribió Rubiales.
El dirigente granadino, que dimitió el 10 de septiembre tanto de su cargo federativo como del de vicepresidente de la UEFA, ya había sido suspendido provisionalmente por un periodo de tres meses por la FIFA. Esta primera sanción incluía dos directrices que impedían a Rubiales, a la federación y a sus directivos o empleados contactar con Jenni Hermoso o con su entorno más cercano con el fin de evitar presiones y coacciones para que la internacional española admitiera que el beso fue consentido. Por este motivo está imputado Rubiales, además de por agresión sexual, en la causa abierta en la Audiencia Nacional. Por este mismo delito también están imputados el director deportivo de la federación, Albert Luque, y el de marketing, Rubén Rivera.
El intento de Rubiales por explicar el beso durante la histriónica asamblea del 25 de agosto, en la que se presentó como víctima de la efusividad de Hermoso y aseguró que esta lo levantó y le dijo “vale” tras preguntarle “¿un pico?”, provocó la inmediata sanción provisional de la FIFA. Y la respuesta de la jugadora: “Me siento obligada a denunciar que las palabras del señor Luis Rubiales explicando el desafortunado incidente son categóricamente falsas y parte de la cultura manipuladora que él mismo ha generado. Aclaro que en ningún momento se produjo la conversación a la que Rubiales hizo referencia y que, ni mucho menos, su beso fue consentido”, desmintió Hermoso en un comunicado horas después de la polémica asamblea.
El juez instructor, el colombiano Jorge Iván Palacio, activista reputado en su país de los derechos de las mujeres y de los colectivos LGTBI, impuso el castigo provisional apenas dos días después de que abriera expediente a Rubiales. Los procesos disciplinarios de la FIFA suelen dilatarse más tiempo, pero el discurso machista del dimitido mandamás del fútbol español en la asamblea —llegó a pronunciar que el “falso feminismo español es una lacra”—, así como el comunicado en el que atacó a Hermoso tras el desmentido de esta fue el principio del fin de su carrera como dirigente nacional e internacional por haber causado, según Palacio, “un daño irreparable a la integridad y a la reputación del fútbol con su actitud”.
Falta el TAD
La sanción de la FIFA no es la única a la que estaba expuesto Rubiales. Aún está pendiente la que le imponga el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD). Este organismo, que impidió al Gobierno primero suspender provisionalmente y después inhabilitarle al considerar solo como grave el beso no consentido a Jennifer Hermoso aún no se ha pronunciado al respecto para irritación del Consejo Superior de Deportes.
El TAD puede sancionar a Rubiales entre un mes y dos años como máximo. Sin embargo, el tribunal deportivo español está bajo sospecha porque uno de sus miembros, Jaime Caravaca, es sobrino de Ramón Caravaca, socio del despacho que dirige Tomás González Cueto, asesor legal externo federativo. Este aún sigue trabajando para la federación, pese a ser el gran bastión del rubialismo.
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